como una sirena que no tiene mar
con los trozos de un espejo
esparcidos por el suelo
sólo queda el reflejo
porque sigo vacío ...
con las uñas de los dedos
arrancadas por los nervios...
---------------
Llamar a todo esto raro sería simplificarlo, supongo.
Al fin y al cabo, la rareza es algo innato en mí. El otro día Ángeles, mi psico, le dijo a mis padres que era curioso como de dos personalidades como las suyas hubiera salido yo, un personaje tan "almodovariesco".
Nuevo término para definirme. Increíble. Ahora una psicóloga dice que soy de peli de Almodóvar. No sé si tomarlo como algo bueno o malo. Supongo que depende. No me importaría ser Elena Anaya en "La piel que habito", pero si la definición se acercaba más a los personajes de "Mujeres al borde de un ataque de nervios" o "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" desde luego debería replantearme muchas cosas. Aunque si he de ser sincera, creo que al personaje de Almodóvar que más me parezco es a Agrado, el travesti de "Todo sobre mi madre":
"Soy Agrado. Me llaman así porque me gusta hacer la vida agradable a los demás." "Yo antes era camionero, luego me hice puta" "Yo lo único que tengo de verdad son los sentimientos y los kilos de silicona que me pesan como cristales." "Las mujeres hacemos cualquier cosa con tal de no estar solas."
Y a veces intentar agradar a todo el mundo solo hace que por un lado, u otro, acabes jodiendo a alguien. Sea quien sea. Y eso a quién más da por culo, es a ti misma. Nunca puedes actuar con libertad. O nunca puedes actuar sin hacer daño a alguien, que es lo que realmente quieres.
En fin. Viernes en casa forever alone, de maratón de Big Bang. No me puedo quejar.
Sábado múltiple. Tarde de billar, irlandés. Y luego cumple de Manu.
Domingo manifestación por la mañana, siesta magistral y tardenoche jugando con Robres, Silvia, Miguel e Iván al Munchin, o como se escriba. También al Black Stories. Me encantó la historia de la niña que murió intoxicada por besar una rana venenosa, esperando que se convirtiera en príncipe. Dios, increíble.
Supongo que todo este ir y venir han acabado provocándome un cansancio increíble. Días intensos, noches largas y horas sin dormir. Porque se me hace imposible. Otra vez.
No paro de ver ojos juzgándome. Pero por favor, todos somos nosotros y nuestra circunstancia, y de mí nadie sabe ni lo uno, ni lo otro. No me juzgueís, sin conocerme, sin pedir explicaciones.
Porque cuando las das, las caras cambian, y algunos hasta sonríen. Pero eso no cambia nada.
A mí eso tampoco me hace ni puta gracia.
Simplemente, ignorarme, a mí, y a mi circunstancia. No quiero nada, ni juicios ajenos, ni caras de aprobación. Por favor.
Este fin de semana me he dado cuenta que soy de esas personas que siempre echan de menos. Y eso me vuelve loca, me descoloca la cabeza. Y me hace plantearme cosas. Pero para plantearse cosas se necesita tiempo, tranquilidad y paciencia. Y no tengo nada de eso. Y me acojono, porque me pierdo.
Calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario