Ayer tuve clase de Yoga en Total Balance, y debo admitir que no me relajó en absoluto. Bueno, ¿y qué esperaba? No voy a quitarme toda la mierda de encima con un par de Saludos al Sol. Bah...
En una sola tarde ha muerto Gadafi y ETA ha dejado las armas. El mundo llora ilusionado. Y yo, como siempre, me pregunto cuanto tiempo queda para que las cosas vuelvan a joderse. Y la respuesta es siempre la misma: Poco, nena. Muy poco.
Cuando pìenso últimamente en estas cosas y en mi vena pesimista no puedo evitar acordarme de Ángeles y su teoría del canalizador. Según ella, soy un canalizador. Creo que flipé un poco, pero bueno, ella es la psicóloga, no yo. La verdad es que me hizo gracia, cuando utilizó la palabra "canalizador". Lo primero que se me vino a la cabeza fue el Báculo de Victoria en Memorias de Idhún. Joder, hacía tiempo que no pensaba en ese libro.
La única diferencia entre el Báculo y yo es que yo solo canalizo tensión y miedo. Lo absorvo de todos los rincones de mi vida, de todas las personas que me rodean y de todas las cosas que veo a lo largo del día. Lo acumulo dentro, como hace el Báculo acumulando energía, y luego, sutilmente lo voy distribuyendo en pequeñas cantidades a mi alrededor. Vamos, en definitiva...soy un pequeño monstruito que hace que todo el mundo acabe mimetizándose conmigo y con mis mierdas.
Y yo pensando que era una víctima débil de este mundo cruel. Ja. Lo sabía, soy una niñata egocéntrica.
Supongo que a veces hay que replantearse las cosas.
Y me paro a pensar en porqué soy así. Porque llevo siendo un puñetero canalizador desde que tengo uso de razón. Y el problema es que se trata de algo que tengo ya tan interiorizado que forma parte de mí, es mi naturaleza. Y no puedo cuestionarme el porqué de algo tan íntimo.
Pero podemos buscar un principio. Y me pregunto si no seguiré siendo esa niña que tiembla en la cama asustada cada vez que sonaba el teléfono a la una de la mañana. Cuando un teléfono suene a la una de la mañana no esperes que pase algo bueno, porque no pasará.
Toda llamada venía acompañada de algo peor. Algo que se alargaba durante días y que cada vez se hacía más desagradable. Quizás por eso, soy incapaz de pensar que a veces pueden pasar cosas buenas, y simplemente me paso todo el día esquizofrénica perdida esperando a ver quién es la siguiente persona que me destroze por dentro.
Y eso lo dejo ver. Niña, eres un monstruito.
Y quieres cambiar...pero, ¿Cómo cambias algo que es tan tuyo? Y lo que es más importante, ¿Quién soy yo para intentar hacer que la gente cambie? Cualquier mínimo detalle me destroza por dentro. Pero soy yo la que tiene que dejar de ser tan débil, de temblar de miedo a la que siento un pequeño detalle negativo.
Pero no deja de ser un círculo vicioso. Yo no sé cómo cambiar, y la gente no puede cambiar. He ahí el problema.
Joder, vaya charleta. Creo que me voy a ir a correr un rato, a soltar adrenalina y a entrar en calor. El día se ha levanto frío. Es un puto asco. Llega el invierno y vuelve a pillarme desprotegida.
Me apetecía poner una foto. Algo mono, que me alegre el día.Y he pensado en un chibi. Los chibis siempre sacan mi parte más tierna:
Echaba de menos mi vena friki, pero ultimamente está dandolo todo.
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